En nuestro anterior post hablábamos de la Sierra Norte de Madrid y queríamos conocer una de sus joyas, Buitrago del Lozoya, a 74 km al norte de Madrid.
Al visitar visitar el pueblo, descubres un recinto amurallado de origen árabe (el mejor conservado de la Comunidad de Madrid) rodeado, a su vez, por la barrera natural que supone el Río Lozoya. Su muralla, junto con el Castillo de Buitrago y la Iglesia de Santa María del Castillo o “iglesia de las tres culturas”, no dejan duda de por qué este municipio fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural en 1993.
Además, es unos de los pueblos con mayor agenda cultural y comercial de la zona. A principios del mes de septiembre, la cita fue con su conocida Feria Medieval y, a mediados, con el Mercado de productos ecológicos de la Sierra Norte de Madrid y sus alrededores. También se puede asistir, hasta noviembre, a las visitas teatralizadas de esta villa medieval.
Conoce su entorno
Nosotros, si vas a Buitrago del Lozoya, te recomendamos que no te quedes sólo en el pueblo, sino que conozcas su entorno, ideal para las rutas en bicicleta o de senderismo. En nuestro caso elegimos la segunda opción. De este modo, cruzando el puente viejo sobre el Río Lozoya, nos dirigimos a la calle de la Ciriñuela para iniciar una ruta por la orilla opuesta al pueblo y así tener unas magníficas vistas de Buitrago del Lozoya.
Panorámica de Buitrago del Lozoya.
Inicialmente, el camino discurre por un bosque de encinas (Quercus ilex), para irse transformando en un pinar (Pinus pinaster).
Afortunadamente en nuestro equipo tenemos a Laura, bióloga amante de las aves, que durante todo el trayecto fue indicándonos quiénes eran los autores de la animada banda sonora de estos bosques. Así supimos que en el pueblo, entre los arbustos cercanos al río, había grupos de verdecillos (Serinus serinus) y colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros) y que, durante todo el camino, estuvimos acompañados por multitud de pequeños pajarillos, tales como trepadores azules (Sitta europaea), herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus), herrerillos capuchinos (Lophophanes cristatus) y carboneros comunes (Parus major), entre otros.
Pero éstas no fueron las únicas aves que pudimos observar: continuando con nuestro camino, al llegar a las ruinas del Palacio del Bosque, anunciaron nuestra presencia una pareja de cuervos (Corvus corax) que nos sobrevolaron como despedida. Este palacete de estilo renacentista fue construido entre 1596 y 1601 y está vinculado a la poderosa Casa de Mendoza, que recibió el Señorío de Buitrago en el siglo XIV de manos del rey Enrique II de Castilla.
Finalmente, tras bajar por el cortafuegos, llegamos a la orilla del río Lozoya donde pudimos disfrutar del entorno y de su tranquilidad como broche final para esta bucólica ruta.
Río Lozoya.
Para nosotros Buitrago demuestra que Madrid tiene muchos rincones dignos de ser conocidos y a los que merece la pena acercarse. Es la escapada perfecta: cerca de la ciudad, pero con todas las características para una desconexión total.
¿Sugerencias para nuestra próxima ruta? ¿Vives en algún pueblo “de visita obligada”?