Cerca de Madrid está la Sierra Norte, ejemplo de la despoblación rural. Rica en encantos y patrimonio está por descubrir para muchos habitantes de la urbe.
España se está convirtiendo en un país donde muchos de los pueblos de la Sierra Norte se están quedando sin gente. Según los datos de 2.016 del Instituto Nacional de Estadística (INE), de los 8.125 municipios existentes, 4.955 no superan los 1.000 habitantes. Es cierto que la población rural se mantiene estable desde 1.980 rondando los 10 millones. Sin embargo, este dato esconde una migración hacia las cabeceras comarcales, que sí han ganado población, y varios desequilibrios demográficos, tales como el envejecimiento y la masculinización, relación entre el número de hombres y mujeres de una población, que hace que nos enfrentemos a un problema complicado y de difícil solución. Si no se crea ninguna política efectiva contra la despoblación ocasionaría un factor muy perjudicial para el entorno.
En el caso concreto de Madrid, mientras la ciudad vuelve a ganar población, llegando el año pasado a más de 3.165.000 habitantes, a menos de 100 kilómetros de la capital se encuentran 42 municipios que constituyen la Sierra Norte, donde sólo viven 28.994 personas.
Como se puede ver en la imagen, en esta zona están los 22 pueblos con menos población de la Comunidad, y ninguno de ellos supera las 300 personas. El menos habitado es Robregordo con 45 habitantes, seguido de Madarcos (47) y La Hiruela (54). En el lado contrario están Torrelaguna (4.697), La Cabrera (2.560) y Bustarviejo (2.370).
Población de los municipios de Madrid (datos: INE 2016, elaboración propia)
La despoblación de las zonas rurales no es sólo un problema de índole económica, también afecta al patrimonio y al medioambiente. Dentro del primer punto, se puede destacar la dificultad que supone para estos ayuntamientos la prestación de servicios para sus escasos habitantes. Por otro lado, nuestro abundante patrimonio histórico-artístico peligra por la posibilidad de caer en el olvido y por la falta de medios de las administraciones locales para su conservación y difusión. Por último, fijar población a las zonas rurales es de gran importancia para el medioambiente, ya que las actividades agrarias tradicionales conservan la biodiversidad y ayudan al buen mantenimiento de los ecosistemas forestales. De esta forma, los pobladores de las zonas rurales se convierten en guardianes de nuestros bosques y ríos.
Desde Impulso Territorial creemos en el potencial de las zonas rurales y apostamos por darles visibilidad trabajando con sus recursos. Tú nos puedes ayudar a través de tus experiencias, ¿vives en zonas rurales? ¿Conoces la Sierra Norte de Madrid?